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"El vino se elabora en la imprenta"
Miguel Torres hizo esta aseveración después de que la cosecha 1970 del Gran Coronas consiguiera entrar por méritos propios en los anales de la viticultura mundial, viviendo la gloria de la enología "El vino se elabora en la imprenta, no en la bodega", dijo un buen día el prestigioso vinatero catalán Miguel A. Torres, refiriéndose a un hecho fragante y punible que sucedió cuando un vino de su gama, de Bodegas Torres, de Vilafranca del Penedés, consiguió, contra todo pronóstico, la Olimpiada de los vinos, de París, con el singular Gran Coronas etiqueta negra, desbanco a los grandes "crus" franceses, entre otros, Château Latour, Château Lamotte, y Château Laffite.
Torres hizo esta aseveración después de que la cosecha 1970 del Gran Coronas consiguiera entrar por méritos propios en los anales de la viticultura mundial, viviendo la gloria de la enología con un vino tinto del Penedés, que era uno de los grandes tintos de nuestro país, mucho a pesar de la opinión de algunos expertos y maliciosos entendidos que no querían aceptar que Cataluña y su proximidad geográfica con el mar Mediterráneo, tenía un clima favorable para la elaboración de vinos "rojos", con las pretensiones favorables en complejidad y estructura vínica que requiere un gran "cru" ganador. Y, la hizo, por que la cosecha 70 de su vino se había agotado en bodega, con los consavidos pedidos de compra que esto conllevó después de ganar la Olimpiada, y que no pudieron servir a sus clientes. Hecho, que otras bodegas españolas, a partir de aquel momento pusieron en marcha las máquinas propias o de las imprentas, para imprimir etiquetas y contra-etiquetas reseñando en ellas, y de forma destacada, "cosecha 1970", añada que llegó a ser mítica, ya que por entonces se vendía más por ella que por el tipo o marca de vino.
Por lo tanto, "el vino se hace en la imprenta, no en la bodega", de Miguel Agustín Torres, tiene aún validez en los momentos actuales, ya que en este tema de las cosechas reflejadas en la botella de algunos vinos se tiene que ser mucho más serio, mucho más exhaustivo, mucho más profesional.
No pretendo olvidar el gran avance que el sector vinatero de nuestro país ha realizado en las dos últimas décadas. Nada de nada. Es digno de los mejores elogios, de ello podemos, por méritos propios, mirar a la cara de las prestigiosas denominaciones vinateras de Europa sin ningún complejo, y en muchos casos, presumir de los premios y reconocimientos que se han conseguido en concursos y catas celebradas en el mundo.
El olvidado tema de que los vinos de algunas regiones autónomas españolas se exportaban a granel a otras zonas productoras europeas, como por ejemplo Alemania y Francia, para dar color, graduación alcohólica y cuerpo a sus desprotegidos e indefensos vinos, y que en algunas ocasiones más que vinos debían ser considerados subproductos vinícolas por no llegar a una glicerínica minima de 10º de alcohol, nada tiene que ver con la realidad actual. Este complejo de vino barato, sin personalidad, sin interés, y por supuesto, sin glamour, España se lo ha sacudido de encima, estando ya preparada para competir en los difíciles y complejos mercados internacionales.
Enric Ribera Gabandé
E.mail: riberaenric@telefonica.net
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