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"Heurigen", violines, vino y mujeres
Viena disfruta de la única D.O. vinícola del mundo situada en su misma ciudad  La capital austriaca, Viena, tiene arropada a si misma a la única denominación de origen del mundo en vinos. Sus viñas están pegadas junto a las viviendas. Conviven con éllas. Y le dan personalidad urbanística a los vinos que se elaboran en sus inmediaciones. Esta denominación de origen Viena da lugar a una singularidad gastronómica-vinícola-festiva. Se trata de los "heurigen".
Los "heurigen" son tabernas típicas que se han convertido en sinónimo de lo mejor de la ciudad austriaca: hospitalidad, ambiente acogedor y alegría de vivir. Todo mezclado con un poco de melancolía, buena comida casera y vinos refrescantes.
La palabra "heurigen" significa vino jóven y establecimiento donde lo sirven. En principio la palabra "heurigen" está asociada al nombre de la finca vinícola que sirve el vino propio. En la mayoría de los casos se trata de una casa con viñedos detrás, que se identifica a través de unas ramas que cuelgan sobre la entrada anunciando la existencia de vino joven. En el patio así como también en el interior hay mesas y bancos de madera sobre cuyas superficies ásperas posan las jarras de vino blanco.
Una de las normas por las cuales se rigen los "heurigen" es que nunca se sirve café ni tan sólo cerveza. El vino es el único líquido que está presente en las mesas. El cliente, después de tomar unos vinos, tiene la oportunidad de pedir pan y mantequilla o palillos salados (saletti) y la sabrosa crema de queso fresco Liptauer. Sí el apetito aprieta, el cliente puede acudir al bufete, que ofrece todo tipo de carnes, ensaladas, verduras y otras debilidades gastronómicas.
Vino y canciones
Los "haurigen" y la música están entrelazados de varias maneras. En un cuadro antiguo aparece Franz Schbert sentado con amigos en Grinzing, donde, según la leyenda, se inspiró para escribir algunos de sus mejores "lieder", entre ellos, "El tilo" (Lindenbaum). Beethoven residió en varios sitios en lo que en aquel entonces eran suburbios de Viena, y que hace tiempo han sido incorporados a la ciudad. Muchas de las casas que escogió en su inquietante búsqueda de un hogar permanente estaban situadas cerca de viñedos y por lo tanto, de "heurigen".
En Heiligenstadt compuso su famoso "Testamento" y la casa en la plaza junto a la iglesia de Heiligenstadt, donde escribió la mayor parte de la Eroica, se ha convertido hoy en un "heurigen" famoso, conocido como Mayer am Pfarrplatz. Johann Strauss (hijo) compuso su primer vals "Primeros pensamientos" (Erste Gedanken) en Salmannsdorf, un pueblo de viticultores, que ha conservado su carácter rural hasta el día de hoy.
Más de un "heurigen" ha inspirado a compositores, pero la mayoría de estas tabernas, las más "originales", no tenían música. Había una época, en la que se rumoreaba que el viticultor que tuviera músicos en un "heurigen" estaba intentando distraer la atención de sus clientes para que no examinaran la calidad de un vino.
En la actualidad, no es así, y por el contrario los vinos que elaboran los "heurigen" están muy logrados. Estos vinos blancos están fermentados con temperatura controlada, y el perfíl de cata denota unas excelencias olfativas frescas, jóvenes y afrutadas.
Los hermanos Schrammel
Con el paso del tiempo, la música se ha convertido en una parte importante de los "heurigen", solicitada cada vez más con el ascenso a la popularidad de los hermanos Schrammel. Estos formaban un cuarteto y tocaban música folclórica con violines, un clarinete y una guitarra, y más tarde, esta, sustituida por un acordeón. Poco a poco se convirtieron en una institución en la mayoría de los "heurigen", demostrando la creencia vienesa que "el vino, las mujeres y las canciones son inseparables y hacen que valga la pena vivir".
Pero a las numerosas canciones de "heurigen" alabando las virtudes vienesas, supuestamente únicas, se unieron lamentos para que estos placeres mundanos inevitablemente llegarían a su fin. La idea de que seguirá habiendo vino en la tierra, aunque el cantante se haya ido para siempre, inspiró una de las canciones más emotivas vienesas: "Es wird a Wein sein und wir wer’n nimma sein" (seguirá habiendo vino y nosotros ya no estaremos aquí). Por supuesto, existirá algún consuelo incluso después de la muerte, pues otras canciones prometían un cielo lleno de violines, vino, mujeres y felicidad.
Enric Ribera Gabandé
E.mail: riberaenric@telefonica.net
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