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La Guerra de Irak mermó el prestigio de la gastronomía francesa
Enric Ribera Gabandé El considerado mejor chef del siglo XX, Jöel Robuchon, cocinero con más estrellas Michelin, ha sido homenajeado en Alicante, durante la celebración del congreso “Lo Mejor de la Gastronomía”, evento que ha contado con un ramillete de profesionales de la cocina a nivel nacional e internacional. En un entrevista publicada en el periódico “El Mundo”, el mago de las artes culinarias ha puesto el dedo en la llaga. Vean. “Es indudable que nuestra postura en la guerra de Irak nos indispuso con una parte del pueblo americano e inglés y nos perjudicó, dada la fuerza mediática que los Estados Unidos tienen”. Este es el tema, probablemente, de que Ferran Adrià aprovechara la ocasión para alzarse hasta los altares de la restauración mundial en tiempo de “palos” de EE UU a Francia.
Es un secreto a voces, ya que no se le escapa a casi nadie metido en estos menesteres del sector de que la famosa portada que le dedicó el importantísimo rotativo norteamericano The New Times a Ferran cuando nuestro vecino país ya se había posicionado en contra de la guerra a Irak, fue castigo sin piedad, golpeándole donde más duele, en los hábitos de la cultura de la mesa, cosa que presumen los franceses -y con mucha razón- de ser los que más cultura tienen en estos quehaceres.
A pesar de los pesares, Jöel Bobuchon saca hierro al tema en estas declaraciones a “El Mundo”, “En cualquier caso, deberíamos dejar claro que no fue todo el pueblo inglés o americano, ya que esta relación guerra-gastronomía me parece muy artificial y desmesurada. Pero tampoco estoy de acuerdo con quienes dicen que parte de los méritos de un Ferran Adrià, Berasategui o de un Blumnethal se deben al poder mediático anglosajón. Ellos subieron en el escalafón mundial porque se lo merecían, gracias a su manera de entender la vanguardia culinaria desde la sencillez, y además sirvieron para estimular a muchos de los cocineros franceses, especialmente a los jóvenes, constatando que el predominio francés ya no era algo histórico, sino que había que ganarlo día a día”.
Otra de las preguntas a las que sometió Nuño de la Rosa a Robuchon fue sobre si el aceite de oliva puede ganarle la batalla cotidiana a la mantequilla. “Es indudable que el mejor aceite de oliva del mundo es el español, pero habrá platos regionales cuya antropología requieren de la mantequilla. No se trata tanto de que una grasa gane a otra, sino de por dónde vayan los nuevos recetarios del futuro que hoy apuestan por la llamada dieta mediterránea, y la cocina más saludable y, por ende, menos grasa”, argumenta el chef francés, que a lo largo de tres semanas al año vive en un privilegiado apartamento que tiene frente al mar en Calpe.
25 estrellas Michelin, ¿son demasiadas?, le cuestiona el periodista en esta entrevista, “no, y eso demuestra que mi equipo funciona porque como es obvio yo no puedo estar presente en el día día de todos mis restaurantes. El prestigio de muchos de los chefs que trabajan conmigo, que puede entenderse como el prestigio de una marca paraguas, se lo ganan ellos”, sentencia Jöel Robuchon.
E.mail: riberaenric@telefonica.net
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