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Vinos Kosher, extrema rigurosidad elaboradora
Dentro del capitulo de la extrema rigurosidad elaboradora, no está permitido que una persona que no sea judía vea el vino, por este motivo la bodega está sellada Los alimentos Kosher tienen una cultura elaboradora muy rigurosa. Muy determinada y precisa que no deja nada a la improvisación ni al discuido. Todo está bajo una premisa marcada por el control de las materias y los sistemas de obtención de éstas. Kosher significa puro. El vino Kosher es un mosto fermentado que podría ser considerado como tal cualquier de los que se elaboran, pero para lograr su certificación es necesario que, desde la cepa, su elaboración sea controlada por una persona de religión judía.
Para que sea considerado Kosher, el viñedo debe tener una vida mínima de cuatro años y las cepas crecer sin la intervención de nadie. Cada siete años, el terruño debe reposar, aunque si el viñedo cambia de propietarios durante este periodo se puede omitir este requerimiento. También se hace requisito indispensable que el último abonado se haga dos meses antes de la vendimia.
Dentro de la meticulosidad de elaboración es de obligado cumplimiento Kosher el que las uvas sean recogidas cuidadosamente y transportadas, ya que deben llegar a la bodega enteras, sanas y maduras. Después, solo un judío puede tocar y prensar la uva para transformarla en mosto para su posterior fermentación.
Durante la vinificación, operación que se debe realizar en depósitos de acero inoxidable, no en barricas de madera, está totalmente prohibido la utilización de levaduras seleccionadas. El proceso de clarificación se debe llevar a la practica con el mineral de Bentonita, ya que otros productos de origen animal son impuros.
Dentro del capitulo de la extrema rigurosidad elaboradora, no está permitido que una persona que no sea judía vea el vino, por este motivo la bodega está sellada. Ni tan siquiera un enólogo que pertenezca a la bodega y no sea judío puede acceder.
Una vez embotellado el vino, el 1% se vende en beneficio de los pobres y si el rabino considera que su elaboración ha cumplido todas las reglas, estampa el sello Kosher. No termina aquí el tema en cuestión, ya que este vino debe ser abierto y servido por un judío, de lo contrario, perdería su condición sagrada.
La primera empresa española que destinó parte de su elaboración al vino Kosher fue Bodegas Capçanes, de la Denominación de Origen Montsant. Más tarde han llegado otras situadas en Jerez, Utiel-Requena, Penedès, Valdeorras, Madrid, Navarra y Ribera del Júcar (Bodegas Illana).
Una cultura estricta pero muy efectiva. Una apuesta por la rigurosidad en la alimentación. Todo en la sociedad se moviera bajo este criterio. ¡Otro gallo cantaría!
Enric Ribera Gabandé
E.mail: riberaenric@telefonica.net
www.rutasviajeras.com
www.lacuinadecatalunya.cat
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